KLK MANIN
- Tucho (Antón Díaz)
En una ventana al Atlántico descansa una mujer en la orilla del mar. Parece levitar, tranquila, contemplando el horizonte mientras la mirada del espectador interrumpe este momento íntimo. En la arena de la playa hay un montón de pintadas que reflejan, en contraposición a la mujer, una pintura más primaria, urbana y visceral: fruto de la necesidad humana de dejar huella. En honor a la verdad, las pintadas también son fruto del árbol de la picaresca. En el horizonte están las Islas Sisargas, aunque aquí tienen forma de mollete pues este mural es «más de Carballo que el pan».